Acerca de la Pedagogía Waldorf

PEDAGOGÍA WALDORF

Introducción:
La pedagogía Waldorf concibe al ser humano como una unidad físico-anímico-espiritual y en este principio basa su quehacer educativo, según las diferentes etapas evolutivas, etapas de siete años denominadas septenios. Cada una presenta intereses, estructuras y necesidades particulares.

Con el objetivo de establecer una sana visión del mundo y de si-mismo sin conducir esta visión, sino ofreciendo con alegría las herramientas para que los niños/as la establezcan cada cual con su propia forma particular, con el despliegue de su propio potencial individual. Para que esto pueda ocurrir, maestras y maestros no ofrecen contenidos indiscriminadamente sino que trabajan en la percepción de cada ser individual y el ser grupal que conforme su grado, para que lo correcto llegue en el momento correcto, partiendo del conocimiento de las necesidades particulares que operan en las distintas etapas evolutivas del ser y adaptándolas en el aquí-ahora.
PILARES PEDAGÓGICOS

RITMO:
La repetición rítmica refuerza la sensibilidad y la voluntad. Donde hay vida hay ritmo. El ser humano es un ser rítmico por naturaleza, con ritmos individuales (cardíaco, respiratorio, sueño/vigilia, hambre/saciedad, etc.) Desde su nacimiento, la tarea del niño es adecuar las necesidades internas al ritmo ambiental; primero ala figura materna, al seno familiar y posteriormente al jardín, escuela, etc. La vivencia secuenciada del ritmo (diferenciado en anual, semanal y diario) otorga seguridad a los niños/as y crean hábitos saludables. La repetición diaria de la secuencia de actividades, variando los contenidos y la experimentación de los ritmos de las estaciones del año y sus fiestas, son las formas adecuadas para iniciar al niño en la vivencia temporal.

Fiestas de Estación:
Miremos una planta que da flores. La vida de esta planta comienza en forma de máxima concentración en una semilla, hasta tiene una estructura semi cristalina. En cierto momento del año, gracias a las condiciones que se dan desde la tierra, el sol y la luna, la semilla empieza a extenderse hacia el centro de la tierra primero y luego hacia los astros, formando en rítmica extensión y concentración brotes, hojas y finalmente flores. Estas flores con sus colores llamean en el extremo de cada tallo. Las flores son realmente llamas vegetales, tienen temperatura mas alta que el resto de la planta y en estas llamas se hornea nuevas semillas protegidas por su vaina que al secarse las deja caer a la tierra, como en una estufa cae la ceniza hacia abajo.

En un gran concierto de ritmos pasa el hombre (y todos los otros seres) su vida en la tierra: día y noche, la ronda de los siete días de la semana, los ritmos lunares, las cuatro estaciones del año... El quehacer pedagógico se conforma a través de una búsqueda consciente de convivencia con estos ritmos, ante todo el de las estaciones.
Penetrando en el espíritu que se manifiesta a través de las impresiones que nos ofrece el otoño llegamos a la primera fiesta del año lectivo: la Fiesta del otoño y de la Cosecha agradeciendo la abundancia de sus frutos. Cuando la luz se torna más fría, el viento sopla hinchando las nubes, las hojas caen y se marchitan, el ser humano se siente desnudo y debe encontrar dentro de si aquello que en verano encontraba en el seno de la naturaleza.

En transición hacia el invierno festejamos la Fiesta de los Farolitos con los niños y niñas. En la creciente oscuridad, la llamita de la vela que trasluce a través del farol nos guía en una caminata en común con los que nos acompañan en esta vida. En el profundo invierno el proceso es espiralado hacia adentro para encender la propia llama interna y hacer el camino espiralado hacia fuera, nos señala el acto de intima búsqueda que exige el conformar la propia existencia, fiel al propio destino.

Cuando por el poder del sol la vida comienza a brotar, todo lo que la tierra ha acogido en su interior comienza un camino de ascensión, renace hacia la luz. En este sendero se confronta el ser humano con fuerzas creativas. Los niños/as viven en esta Fiesta de la Primavera el entretejer de rondas, canciones y versos, luciendo coronas de flores que nos regala la primavera.

Al llegar la resplandeciente presencia del verano, se anuncia el ocaso de las actividades escolares. Cuando todo nuestro ser anímico y espiritual se expande y en convivencia con el ser del cosmos se entrega al ensueño reparador del estío, comienza el descanso de las tareas escolares.


LOS SEPTENIOS:

PRIMER SEPTENIO (0-7 años):
El espíritu humano, presente en el yo del hombre (que no es el ego), es el portador de toda la experiencia acumulada de encarnación y de las necesidades específicas de la vida. El Yo se proyecta a través de la organización yoica en el plano físico para plasmar dichas necesidades en el código genético y este plano constituye la herramienta biofísico química para cumplir con el destino de cada ser. El yo procede de lo eterno y es el último integrante de la estructura cuaternaria (Yo, cuerpo astral, cuerpo etéreo y cuerpo físico), es la individualidad, lo esencialmente humano, lo inédito e irrepetible.

En el momento del nacimiento, el cuerpo físico no está preparado para su cometido. Desde entonces y hasta los siete años es plasmado hasta el fin de las formas. Todo el crecimiento posterior transcurre según estas formas. El cerebro en el primer septenio no sirve para ejercer la función del pensamiento en si, ya que esta prioritariamente trabajando en el plano físico como un poderoso centro de irradiación de fuerzas formativas que estimulan el crecimiento y la reproducción celular de todo el organismo.

Esta acción plasmadora, se complementa con la influencia del medio ambiente a través de los sentidos. Las impresiones sensoriales procedentes del mundo externo ayudan a formar los órganos físico-espirituales, por eso surge la actitud de todo infante: la imitación. No son tan solo estímulos físicos y anímicos lo que imita, también la impresión sensorial subyacente lleva a una imitación orgánica en la formación del cuerpo.

CAMINAR:
Transcurrirá aproximadamente un año hasta lograr la difícil tarea de de erguir la columna vertebral sin apoyos externos. Este es el principio de la perdida de la unidad cósmica del yo para percibir el mundo exterior separado del si mismo interior. Si resumimos el proceso del logro del caminar podremos decir que: ese logro de la individualidad el niño ha podido discriminarse del mundo que lo rodea.

HABLAR:
Hay un aspecto de lenguaje que permanece ligado a lo animal del hombre y le permite expresar sus emociones y sentimientos. Pero cuando el habla humaniza sus tonos y lo sonoro se une al poder que anida en el verbo, se hace posible la vislumbre creativa del lenguaje humano.

El ser humano necesita algo más que el mero nombrar las cosas: necesita confrontar la palabra escuchada para comprender, así como también pedir respuestas y sentirse reflejado en el otro para reconocerse a sí mismo.

Solamente cuando intuimos el espíritu de la lengua tras lo sonoro podemos acercarnos al verdadero significado del habla humana: Ella se expresa en tres aspectos que podemos cauterizar como: decir, nombrar y hablar.

El fenómeno primario consiste en que el ser manifieste el lenguaje y a través de él exprese sus deseos, anhelos y sentimientos. Así se enuncia a si mismo, se da a conocer: es la función del decir.

La segunda función es manifestarse a si misma como entidad espiritual autónoma. Aquí el lenguaje vive en su propio mundo, se encarga de descifrar los nombres eternos y temporales de los objetos para que el hombre aprenda a conocerlos. El nombrar.

La tercera le permite comprender a los otros seres que hablan y dirigirse a ellos. El lenguaje se entiende consigo mismo y con el pensamiento, es una verdadera estructura social que fluye derrumbando los muros que separan a las almas entre si en el mundo físico. La conversación, el diálogo, la reflexión, el intercambio de ideas y a oratoria, entre otras, conforman este misterioso don humano: el hablar.

PENSAR:
En lo que respecta al pensar, este se desarrolla en contacto con el acto de hablar. De allí entonces que en una primera etapa los conceptos se orienten hacia el mundo exterior, son conceptos: mesa silla, perro... el acto del pensar conquista el espacio.

La etapa siguiente se caracteriza porque el nombre del objeto se le agrega un verbo, nena canta, perro salta, nene duerme. Ingresa la temporalidad.

La tercera etapa, aparece cercana a los tres años cuando el/la niño/a antepone el vocablo “yo” a la acción, “yo quiero”, en lugar de “nene quiere”. Este es un instante trascendente en la vida, la primera conciencia del Yo. Con anterioridad a esta etapa no hay memoria.

DESARROLLO Y PERCEPCIÓN:
Los tres pasos descriptos: caminar, hablar y pensar, constituyen la base de todo el desarrollo posterior del hombre. El desarrollo de los sentidos es sumamente importante. Sus órganos sensoriales actúan como antenas frente al mundo circundante ... mamar no constituye únicamente un incentivo del gusto sino también el contacto con el pecho materno, su calor, olor, las tensiones de la madre, su ritmo cardíaco, alegría y angustias de la madre actúan sobre el organismo infantil.

El ambiente familiar se va a reflejar en el aspecto orgánico del runo. Las desavenencias materno-paternas, la presencia de personajes irritantes o la psicopatología familiar, se tornan elementos muy perniciosos para la construcción futura de su cuerpo físico. Por el contrario la dulzura, el cariño y el cuidado pueden ayudar a conformar un organismo sano. Todo el entorno contribuye a plasmar los órganos. El contacto con elementos naturales, como el agua, la tierra, la madera, lana, presencia de colores y música armónica preparan eficientemente al niño para una existencia más plena.

Aprende por imitación y no es conveniente dirigirle demasiados reproches ya que esta actitud puede minar su autoconfianza incipiente. Esta confianza, básica en el/la niño/a, debe preservarse a toda costa porque es un valor esencial para su futuro.

Resumiendo podríamos decir que en este primer septenio se distinguen tres etapas:

        Formación de órganos
        Conciencia del Yo
        Desarrollo de órganos de los sentidos.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SEPTENIO:
Hay un ideal básico que lo caracteriza que es la bondad. Significa que el/la niño/a viene de un mundo bueno, natural, celestial e invita al adulto a dar lo mejor de si. La bondad se halla impresa en el cuerpecito y necesita recibir bondad como alimento.

El ser necesita aprender a respetar y agradecer. También se desarrolla el desenvolvimiento de la voluntad y esto se logra mediante la acción y el desarrollo del polo metabólico motor. Esta es la etapa de la imitación: la imitación sana de un oficio y la de una actitud correcta.

El desarrollo del pensar se caracteriza ahora por la percepción, así como la voluntad se manifiesta por el instinto. Son estos los años de maduración fisiológica. El aprendizaje es en gran medida inconsciente y la actitud general es la imitación. El desarrollo de las capacidades son el caminar, hablar, pensar. Frente al ideal de la bondad, el/la niño/a debe poder desarrollar la virtud de la predisposición y agradecimiento. Para ello necesita generar confianza en si mismo, tarea ineludible de madres, padres y maestras/os.




El/la niño/a está plasmando sus órganos y debe resguardarse mediante:

Una sana alimentación
Un sueño apacible
Percepciones sensoriales no distorsionadas, intelectualidad precoz, estímulos visuales o acústicos violentos.
Presencia constante de lo rítmico en el aprendizaje, en los juegos y actividades sociales.
Comportamiento moral

La indiferencia familiar o escolar frente a estas necesidades básicas puede ocasionar serios disturbios en la conformación de los órganos y el desvió de las fuerzas formativas necesarias para este trabajo puede determinar órganos frágiles en el futuro adulto.



SEGUNDO SEPTENIO (de 7 a 14 años):
Etapa en donde las fuerzas plasmadoras de las formas físicas pasan a proyectar su actividad creadora a otro plano y generan órganos no físicos, los órganos de aprendizaje y cuyo desenvolvimiento se produce en el alma del ser humano.

VIDA ANÍMICA:
Se produce otra liberación además de la cefálica en la región media-inferior del cuerpo, esta es la base de una facultad anímica: el temperamento. Temperamento es lo que se halla entre la conciencia y el cuerpo, por ejemplo un melancólico posee una estructura diferente de un colérico.

En el/la niño/a del segundo septenio se abre una nueva vida de sentimientos a través del sistema rítmico, que es importantísimo y especialmente a través del pulmón. El sentir tiene que ver con los órganos rítmicos, corazón-pulmón y se establece la relación pulso-respiración.

Se produce el desarrollo y reformulación de tendencias adquiridas, hábitos y temperamento. La imitación ya no será el principio del desarrollo de la educación.
A partir de ahora surge un anhelo interior generado por el sentimiento. Este anhelo tiene un nombre especial: autoridad amada. La autoridad amada constituye uno de los principios pedagógicos fundamentales que Rudolf Steiner trató de transmitir a los pedagogos. El/la niño/a del segundo septenio debe cultivar el respeto y la veneración, a través de la acción.

La actividad artística en el proceso educativo es un factor real de curación. En nuestra época la educación debe significar curación.

CARACTERÍSTICAS GENERALES:
El ideal básico es la belleza, y su característica es lo artístico imaginativo. El/la niño/a de esta edad es un/a poeta y hay que ayudarlo/a a que se exprese. Sus sentimientos se expanden, introspección y extroversión caracterizan esta época.

Las percepciones sensoriales del primer septenio son reemplazadas por las representaciones, ahora se forman imágenes a merced de los órganos de aprendizaje. La memoria y el pensamiento imaginativo (en imágenes) deben ser cuidados por quienes rodean al/la pequeño/a. Las toxinas de esta etapa la constituye la introducción agresiva de conceptos que pueden derivar en una intelectualidad precoz. La fantasía es ahora emotiva y estética y debe ser respetada. En cuanto a la voluntad, se ha transformado en impulso o apetito.

El incipiente temperamento aflora. La educación en forma global debe hacer hincapié en el desarrollo de su sistema rítmico y utilizar el ritmo para transmitir las enseñanzas.

La virtud básica del septenio es la predisposición al amor, lo que lleva a la veneración y a la devoción y se corresponden con el ideal de esta etapa: la belleza. El/la niño/a aprende a valorar y admirar a través del arte, por ello,  la música, la danza y el canto resultan imprescindibles. El arte tiene su origen en una esfera espiritual. Todo ser lleva un/a artista dentro de sí y cada noche revive este don divino.
El movimiento, la comunicación, el contacto y el humor están muy presentes en esta etapa. El buen ejemplo de hábitos: alimenticios, respiratorios, higiénicos y morales quedara impreso en la representación del alma del niño y la niña en este septenio.

MÚSICA:
La experiencia musical acompaña al niño y la niña a través de su vida escolar y tiene importancia vital para su desarrollo. La educación por medio de la música comienza por canciones y juegos cantados, donde el niño/la niña  mismo/a ES el instrumento. En los años de jardín de infantes, primero y segundo grado, los/as alumnos/as experimentan la melodía utilizando la escala pentatónica y canciones del antiguo folklore de los pueblos mediante el canto y liras (en jardín) y agregando la flauta pentatónica en los primeros años.

EURITMIA:
La euritmia es un arte del movimiento desarrollado por Rudolf Steiner con la colaboración de un grupo de jóvenes. Es en primera instancia un arte escénico, un lenguaje visible y canto visible. Nuestra escuela aspira a poder ofrecer clase semanales de euritmia para los niños y niñas del jardín y primaria.

En la euritmia hablada, el movimiento del euritmista representa ciertos gestos específicos con sus brazos al moverse sobre una coreografía dada. Los gestos corresponden a los delicados movimientos que realiza nuestra laringe cuando hablamos o cuando escuchamos. Estos movimientos, escondidos, uno específico para cada sonido, son llevados a los brazos e introducidos por éstos en el espacio que circunda al euritmista, un espacio que el/ella transforma continuamente. Todo el ritmo y carácter, así como el contenido dramático, lírico o humorístico de la poesía puede ser expresado de este modo.

MOVIMIENTO:
La misión de la educación física (movimiento) en la escuela Waldorf es la de acompañar desde el movimiento y los ejercicios plenos de sentido la armonización del pensar, el sentir y la voluntad. Su meta más elevada es formar en los niños y niñas un ideal de ser, en el cual el cuerpo físico se perciba como la propia casa en donde crecemos para trascender sus limites (físicos) y alcanzar las metas del propio destino.

IDIOMAS:
En nuestra escuela los niños/as reciben clases de inglés. Este aprendizaje, que comienza como un juego a través de versos y canciones, se va transformando, en el transcurso de los años, en un estudio más profundo de la lengua. En un primer momento el método de enseñanza es el gesto, la palabra oral y el pensamiento en unión directa con estas, sin explicaciones intelectuales, ni traducción, ni escritura. Así, niñas y niños vivencian estas lenguas, las comprenden intuitivamente y forma dentro de sí mismos la base para vivirlas en forma consciente en años posteriores.


ARTES PLÁSTICAS Y ARTESANÍAS:
Nuestro tiempo se caracteriza por dos tendencias: una derivada hacia lo intelectual y otra hacia lo emocional. A través de la actividad artística se persigue favorecer el desarrollo espiritual y fortalecer la voluntad, ejercitándola a través del modelado, dibujo, pintura, labores, tallado, siempre reconociendo las características y necesidades del niño en cada etapa evolutiva.

PINTURA:
"El color es el alma de la naturaleza y del cosmos todo y nosotros formamos parte de esta alma cuando vivenciamos el color."Rudolf Steiner

Una de las formas en que el mundo se revela a nuestra percepción es a través de los colores. Cada uno de ellos apela a un estado del alma diferente dentro de nosotros y al abrimos a su percepción podemos acceder a la cualidad esencial de cada una de las cosas que nos rodea. Todo/a niño/a sano/a siente gran alegría por los colores. Desde pequeño/a el color actúa en el sobre sus procesos de crecimiento y de vida.

Por ejemplo, en los  primeros años se trabaja con acuarelas sobre la hoja mojada. Los niños y niñas reciben su potecito con el color con que se va a pintar, dentro de él pueden hundir su pincel ancho, para cubrir luego una amplia superficie con ese color. Un saludable sentimiento se apodera entonces del/la niño/a, ya que el color, en su real elemento, dentro de lo acuoso, se revela de un modo más bello. Dentro del agua el color pierde su peso y dureza y se acerca más a su verdadera esencia.

En estos primeros tres años (1 ro, 2do, 3er grado) el/la niño/a se abre a la vivencia del amplio mundo de los colores y va descubriendo como cada uno quiere expresar algo diferente. Aprende a distinguir la fuerza y dignidad del rojo, de la suavidad y benevolencia de un azul y a sentir la alegría que irradia de un amarillo.

Aun no se trabaja con un tema concreto sino que los colores se relacionan unos con los otros, expresando sus cualidades. Al mismo tiempo los niños y niñas son guiados en este trabajo: los colores deberán aclararse u oscurecerse, encontrarse dialogar o superponerse y mezclarse de forma que aparezcan nuevos colores. Cuando ha aprendido a conocer los colores de esta manera, en su esencia propia, los hallara nuevamente en la naturaleza y los observara allí con ojos en los cuales brilla el sentido artístico.

DlBUJO DE FORMA:
Esta actividad comienza en primer grado y continúa en las clases superiores de modo cada vez más refinado. La enseñanza de la geometría implica, en general, el dibujo de formas angulosas; el ángulo en oposición a la curva tiene siempre algo duro, intelectual. Todas las formas que observamos y más aún, las que ejecutamos mediante movimientos, actúan en nuestro cuerpo etéreo. Uno de los objetivos de la educación Waldorf, es vivificar y fortalecer el cuerpo etéreo, fuente de vitalidad física y también del pensamiento vivo y dinámico. En una actividad como el dibujo de formas, el docente propone formas redondas y angulares, actúan terapéuticamente, según las necesidades temperamentales de cada uno.

LABORES:
Los niños/as que siendo pequeños aprenden a hacer cosas prácticas a mano y de manera artística, para ellos mismos u otros, no serán forasteros ante la vida o ante sus semejantes cuando sean mayores. Serán capaces de dar forma a sus vidas y a sus relaciones de manera artística y social, con lo cual su vida queda enriquecida. Los movimientos de nuestros dedos son en alto grado maestros de la elasticidad de nuestro pensar. Aquel ser que posee manos hábiles podrá ser un pensador de "hilar fino". Por este motivo, en la escuela Waldorf, tanto las niñas como los niños aprenden a tejer, bordar, coser y hacer diversas manualidades. Estos trabajos les ayudan a desarrollar un sentido de lo bello, buscando armonizar los colores relacionándolos con la función que va a tener lo que se está confeccionando.

TEATRO:
Para nosotros el teatro significa una oportunidad de poner en juego todas las capacidades artísticas de los niños/as y los jóvenes. No solamente desde la actuación sino también desde la escenografía, la música y el vestuario.


Durante el primer septenio con rondas rítmicas en las que desde la palabra hablada, el canto el gesto y el color, se trata de que los niños/as se vayan adueñando de todas sus posibilidades expresivas. Luego en el segundo septenio, momento en que el/la niño/a es naturalmente actor/actriz, el teatro consiste en la interpretación de obras (cuentos, poemas, canciones, textos teatrales) que por su contenido sean especialmente necesarias para la evolución en cada año de su vida.